Hambre en Venezuela

Milagros Jiménez

Testimonio

“¿Cómo hago para mandar a mi hijo al liceo sin desayuno? Se marea en el camino. Por eso durante dos semanas no lo mandé: no tuve desayuno para darle todos esos días. Luego comencé a conseguir verduras, sardinas y mango. Como él está en segundo año de bachillerato no le dan merienda.

Yo soy madre procesadora. Trabajo en la cocina de la escuela de los más pequeños haciendo arepas de batata y de remolacha… entonces me duele, porque comen tres de los hijos míos, de 6, 8 y 11 años, pero se me queda el de 14 sin comer.

Cuando mis hijos desayunan preguntan por el almuerzo y cuando almuerzan preguntan por la cena porque siempre quedan con hambre. Cuando me dicen que tienen hambre a mí me duele la cabeza. Debo rendir la comida, porque si se las doy toda en el almuerzo, ¿qué voy a darles en la cena? Yo no recibo un sueldo sino un incentivo de 200 bolívares diarios. Se me hace muy forzado. Mi pareja trabaja cuando consigue cosas como, por ejemplo, limpiar un monte.

Mis hijos pequeños van al colegio sólo cuando es seguro que les van a dar merienda, pero no siempre alcanzan los insumos de la cocina para toda la semana. Si otros niños llevan merienda y los míos no, ellos se sienten mal y yo también.

El miércoles es mi día de cola para comprar aquí en Ocumare. El miércoles pasado empecé a hacer la cola a las cinco de la mañana y al mediodía nos dijeron que no iba a llegar nada. Perdí toda la mañana y al final sólo compré yuca.

A mis hijos con frecuencia les duele la barriga y la cabeza por pasar hambre. De tanto comer mango se la pasan con diarrea. Todavía no se han acostumbrado a comer menos. Y les está fallando la vista. Yo lo sé porque ponen los ojos así como chiquitos.

Vivo todos los días pensando cómo voy a hacer mañana.

En mi nevera tengo un pollo que compró mi esposo hace tres días. No sé cuánto pagó por él. Y, además del pollo, también hay agua”

Milagros Jiménez. Madre procesadora. 31 años. Ocumare del Tuy, estado Miranda. 

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