Hambre en Venezuela

Dilcia Pimentel

Testimonio

“Yo no hago cola para comprar comida porque eso es muy peligroso.

La Guardia Nacional hasta nos ha disparado perdigones por culpa de los que se colean. Y corremos y nos caemos todos, la gente se insulta y nos echan gas lacrimógeno.

En Sabaneta mataron a una señora. ¿Por una mayonesa y un kilo de pasta?

Yo no hago más cola.

La cola la hace la gente que tiene necesidad y la gente a la que le gusta vivir de hacer cola, aunque todavía no he visto a ningún bachaquero volverse rico de la noche a la mañana. Ninguno ha dejado la bicicleta para comprarse un carro ni ha hecho mejoras en su casa. Es pura avaricia, ansiedad.

En el barrio hay quienes dicen que no hay crisis, que eso es mentira, pero esos sufren callados. Porque yo les pregunto ´¿Dónde está la comida para tirar para el techo que ustedes dicen que hay?´ y se quedan en silencio.

Ahora no se come completo. No alcanza. No he vuelto a comer pabellón criollo y para hacer una buena sopa de domingo es necesaria la contribución: cada uno de los que quiera comer tiene que poner algo. No alcanza el sueldo y no se consiguen todos los ingredientes ni los aliños. ¡Y ni hablar de la carne!

Ahora hago arepas de yuca y la verdad es que no me gustan, ¿pero cómo hago si no tengo para un paquete de harina?

Yo vivo en la casa de mi suegra. Ella tiene dos neveras y nosotros una. A raíz de esta situación, la familia ha cambiado. Antes le decíamos para que comiéramos juntos todos los días, pero ahora yo no toco sus neveras ni le digo que venga a comer. Da sentimiento, ¿pero cómo vamos a hacer sie estamos cortos?

Ahora cada quien tiene que sacar el pie y mecerse.

La bolsa CLAP nos la ofrecieron cada quince días, pero no es así. Entonces no es ningún alivio. Más bien es una inquietud ver cuando la bolsa se está acabando: leche, aceite, azúcar, caraota y pasta por 2.260 bolívares. Además, cerraron PDVAL y Bicentenario, aunque los abrieron hace poco de nuevo, así que cuando se acaba la bolsa hay que comprarle a los bachaqueros. En los chinos no hay nada: puro plástico y cosas del hogar, pero no comida. Los chinos en Barinas están cerrando.

Lo que toca es aguantar hambre, porque las bolsas CLAP no van a durar mucho. Yo lo presiento. Y algunos hasta dicen que se va a poner peor. Tocará pedir en la calle, porque yo puedo pasar hambre pero mis hijos no. Tengo cuatro hijos: 24, 20, 17 y 7 años.

Yo rezo mucho y estoy segura que no voy a robar nunca. Eso jamás. Yo limpio, lavo, plancho y cocino desde hace muchos años a la misma señora y en la misma casa. Ella me ayuda, no hace cola y me da comida”

Dilcia Pimentel. Mantenimiento del hogar. 46 años. Barinas, estado Barinas.

MAS Hambre en Venezuela