Hambre en Venezuela

Arístides Peña

Testimonio

“¡Bueno fue el gobierno de Chávez! Hubo mucho trabajo y me ayudó a remodelar la casa, pero desde que se murió todo se volvió un desastre. ¡Hasta escasez de comida hay!

Los campesinos estamos comiendo mal. Siempre falta algo. He sido revolucionario hasta ahorita, pero no sé qué va a pasar. Si Chávez viviera, esto no estaría pasando… creo yo.

No veo solución de nada. Estamos destinados a hacer cola.

A mí me afecta que llego al pueblo con cinco mil bolívares y puedo comprar la panela, pero no puedo comprar el café. Panela o café, pero las dos cosas no.

Aquí se comió carne en diciembre. Y comimos pollo en junio porque un gallo se quedó sin gallinas, así que mi mamá vino y lo mató. No podemos pagar un kilo de costilla en 4.500 bolívares: eso es puro hueso y apena sirve para un agua, un caldo.

Para moler el trigo en un molino alquilado hay que pagar seis kilos por cada arroba molida. Una arroba son como doce kilos. Entonces, llevamos dieciocho kilos para regresar a casa con doce. ¿Pero y si uno solamente tiene dos o tres kilos, cómo hace?

En la ciudad de Mérida es cruel como se sufre. Estuve unos días allá porque tenía un hijo hospitalizado por una erisipela. Al niño le daban un poquito de comida en el hospital, pero salvo eso sólo comía una paledonia en la mañana y esperaba hasta el día siguiente para comerse otra.

En el campo es distinto porque le trabajo a un muchacho en la siembra y ahí me dan el desayuno y el almuerzo. Y en la tarde me dan un café y también unas papas que traigo para los niños. Es más fácil. Se sufre menos. Aunque, con lo que me paga, si trabajo de lunes a sábado con eso compro tres Harina P.A.N. y se me acaba la plata.

Cultivar no es suficiente para comer, hace falta un empleo de verdad aunque no paguemos luz, agua o aseo. Tenemos cuatro hijos de 14, 12, 10 y 8 años. Mi esposa trabaja por día en una posada y ahí le dan la comida, entonces nosotros buscamos el alimento es para ellos cuatro.

Antes, cuando no había esta escasez que hay ahorita, comíamos sopita y cerrábamos el día con arepita de trigo. Pero ahora, estos últimos meses, le estamos dando duro a comer papa.

El problema es que a los campesinos nos gusta comer mucho. Salir de la casa a trabajar es, por lo menos, una hora de camino. Y entonces llegas al cultivo y ya tienes hambre. Luego trabajas bajo el sol todo el día y te da hambre. Comes algo antes de regresar y cuando vuelves ya tienes hambre otra vez, pero todavía tienes que trabajar en tu casa con la vaca, el cochino… y todo eso da hambre porque uno se esfuerza mucho”

Arístides Peña. Agricultor. 44 años. San Antonio, estado Mérida.

MAS Hambre en Venezuela